martes, 26 de abril de 2011

Actividad OVNI en la Bahía de Samborombón: Rio de La Plata

De la Web "Foro Troya".
Base Aeronaval de Punta Indio. En el año 1965, cuando su Jefatura estaba al mando de Hugo Frontoth, una serie de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) mantuvieron en vilo a las autoridades navales. Ocurrió que durante tres semanas del mes de junio misteriosos ecos detectados por medio del GCA -radar de aproximación sin visibilidad- provocaron una latente inquietud. Quizás, el suceso más famoso que se recuerde haya sido el que protagonizó el Teniente Federico Machaín, quien con su avión NA persiguió un OVNI hasta la altura de Magdalena. A raíz de estos acontecimientos, una Comisión Especial y un par de técnicos americanos se apersonaron en las instalaciones a efectos de supervisar todos los equipos electrónicos, sin encontrar fallas u anomalías. Por tanto, la Marina Argentina formalizó una OFICINA DE INFORMACION SOBRE OVNIs, de carácter oficial, que pasaría a recabar, vía formularios enviados a testigos de observaciones, todo lo concerniente a ésta temática. Otro tanto se hizo con los radaristas y los aviadores.
La zona es de las más concurridas por el Fenómeno OVNI. A lo largo de más de 50 años se registraron episodios singulares acaecidos en toda la región, como ser: Atalaya, Verónica, Magdalena, Pipinas y Punta Piedras. Específicamente en éste último balneario, van a transcurrir los primeros informes de la región en los que se refieren a aterrizaje de platillos, cuando a principios de Noviembre de 1968, Miguel Angel Fountrier y Hugo Bustamante, descubren un extraño círculo de nueve hongos, uno de los cuales medía insólitamente casi 70 cms. de diámetro por 30 cms. de alto...

Pero las historias de “luces malas”  a la medianoche del 3 de Abril de 1961, cuando un militar de la base es testigo del paso de un objeto luminoso.
Al año siguiente, un reconocido médico platense protagoniza un llamativo incidente OVNI, cuando se disponía a entrar a su casa de fin de semana, en cercanías de Atalaya, a escasos metros de la ruta Nº 11, y una brillante luz lo encandila por varios minutos desde arriba, para alejarse lentamente campo adentro.
En 1983 se produce un espectacular encuentro con un mini-OVNI, al que los investigadores llamamos “Sondas”o “Telecaptores”o “Caneplas”.
Durante la madrugada del 5 de Abril, el empresario Jorge Semacendi y su acompañante Daniel Vera, son perseguidos por una pequeña esfera luminosa, a escasos metros de su automóvil, durante el trayecto Villa Gesell-La Plata.
El enigmático objeto los acompañó durante un par de horas en un recorrido de casi 200 km, lo que provocó finalmente que el conductor se saliera del camino a gran velocidad corriendo riesgos sus vidas... pero lo más desconcertante ocurre minutos después, cuando son sobrepasados por una camioneta con techo, pero sin sus puertas traseras, lo que permitía ver su interior: ¡un diminuto aparato, con forma de plato volador se encontraba instalado allí adentro, siendo iluminado brevemente por los faros del coche de Semacendi! Y la pregunta surgía por sí sola, ¿Qué extrañas fuerzas se movilizaban por esos lugares, con tanta impunidad y en cercanías de la Base Aeronaval Punta Indio, del Regimiento de Tanques C-8 de Magdalena y del Destacamento de Prefectura de Atalaya?

Teníamos registrados avistamientos y aterrizajes de OVNI y hasta Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, como el observado por un grupo de platenses, quienes al regresar de una jornada de caza, a principios de los años 70´, distinguen desde su auto un cuerpo iluminado a unos 200 metros de la siempre sorprendente ruta Nº11, en jurisdicción de Punta Indio, y junto a él, unas entidades de baja estatura que daban “saltitos como los gorriones” para desplazarse. Los ocasionales testigos, al detener la marcha del vehículo, se aproximan al fenómeno y uno de ellos con intención de disparar su arma, pero todos coinciden en que “algo invisible en el ambiente les provocaba decaimiento...". Aún así, los seres no se daban por enterados de las personas y seguían con sus tareas, hasta que al final los cazadores se retiraron del lugar.
(Rigelianos manipulando plantas y rocas).

Pero es a partir de mediados de los 80´y a raíz de las versiones que nos llegaban, que empezamos a investigar por toda la franja costera anunciada anteriormente. Y las típicas historias nacidas en el folklore regional de los pueblos afloraba por éstas tierras, con todo su esplendor: Un meteorito extraño caído y enterrado desde principios de siglo, allá por la época en que pasaba el cometa Halley (1910), en las afueras de Atalaya...

Un bólido incandescente precipitado en la playa de Punta Blanca, que incendia un gran sector, pero al llegar los bomberos no encuentran nada.

Formaciones luminosas que emergen de las aguas ribereñas y se aproximan a la costa periódicamente.
Apariciones de escalofriantes personajes a distintos pobladores, la mayoría respondiendo a seres enanos, cabezones y burlones.
Un transeúnte, en bicicleta, se topa por la noche, con un “ataúd flotando, color blanco, a un metro del piso”, y en su alocada carrera abandona el móvil, llevándose, incluso, las alambradas por delante.

Un soldado de Prefectura, de Atalaya, estando de guardia, ve una " esferita luminosa " situarse al lado de la antena del Destacamento y al acercarse y tocarla con su fusil, ésta se rompe como una bombilla eléctrica.

Una manga para el ganado, ubicada en cercanías del paraje El Pino, en plena Ruta Nº11, por donde sale una esfera de luz que acompaña, de tanto en tanto, a desprevenidos automovilistas.

Una huella en forma de herradura, color verde intenso, de 18 mts. de diámetro, que permanece intacta desde 1970 en un campo de Atalaya (éste fenómeno invalida de por sí, la enfermedad probable del terreno).

Un camionero, que dirigiéndose al embarcadero de Vieytes por la ruta Nº36, en horas de la madrugada, es abordado por tres extraños individuos, vestidos de negro, de cabellos rubios y elevada talla, que le preguntan cosas incoherentes.

Una puerta luminosa naranja, que se aparece de improvisto, a un conductor en un camino de tierra de Magdalena.
Luces malas, de todo tamaño y forma, que merodean pasivamente por todos los campos de la región.

Por todo esto y mucho más, es que a partir de octubre de 1985 y hasta abril de 1986, nos instalamos en esos parajes, pudiendo certificar que una verdadera oleada OVNI se estaba produciendo allí, que culmina con la famosa detección de un campo en Atalaya, de nada más ni nada menos, que 150 huellas de distintos formatos (círculos, óvalos, ochos y herraduras) y diámetros (de 1 a 18 mts.), color verde intenso y muchas de ellas, con hongos en sus bordes, producto del aterrizaje masivo de OVNIs, que pasó a constituir EL RECORD MUNDIAL DE DESCENSOS, ya que en ningún lugar del planeta se descubrió semejante cantidad de marcas (los polémicos " círculos ingleses ", que se cuentan de a miles desde 1989 son harina de otro costal...). Y es precisamente allí en Atalaya, junto a algunos periodistas, que nos empezamos a preguntar el porqué de ésa elección del lugar y si esto podría provocar o generar algún cambio ambiental en la zona, desde el punto de vista ecológico o si de hecho ya se habría formado un microclima; en fin, todas hipótesis que con el tiempo se pudieron ir fortaleciendo. Curiosamente, casi al mismo tiempo se produce el misterioso caso de la gigantesca huella de "El Pajarillo", en Córdoba, donde la hipótesis de una “campana invisible” que protegió la marca surgió nuevamente.
Volviendo a Atalaya, ¿habrá sido casualidad lo de las 150 huellas o fue el corolario de que algo muy profundo ocurrió y aún perdura por ésas tierras?. Atalaya está a tan solo 30 km. rectos de la Base Aeronaval Punta Indio.

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