viernes, 15 de abril de 2011

Las Arqueas

Son unicelulares sin núcleo, pero con ADN.
Originalmente, se las consideraba extremófilos que vivían en ambientes severos, como aguas termales y lagos salados, pero posteriormente se las ha observado en una gran variedad de hábitats, como suelos, océanos y humedales.
Las Archaea son especialmente numerosas en los océanos, y las que se encuentran en el plancton podrían ser uno de los grupos de organismos más abundantes del planeta. Actualmente se consideran una parte importante de la vida en la Tierra y podrían jugar un papel importante tanto en el ciclo del carbono como en el ciclo del nitrógeno.
No se conocen ejemplos claros de arqueas patógenas o parásitas, pero suelen ser mutualistas o comensales. Son ejemplos las arqueas metanógenas que viven en el intestino de los humanos y los rumiantes, donde están presentes en grandes cantidades y contribuyen a digerir el alimento.
Las arqueas tienen su importancia en la tecnología; hay metanógenos que son utilizados para producir biogás y como parte del proceso de depuración de aguas, y las enzimas de arqueas extremófilas son capaces de resistir temperaturas elevadas y solventes orgánicos, siendo por ello utilizadas en biotecnología.

Las arqueas explotan compuestos orgánicos como los azúcares, hasta el uso de amoníaco, iones de metales o incluso hidrógeno como nutrientes.

Las arqueas tolerantes a la sal utilizan la luz solar como fuente de energía, y otras especies de arqueas fijan carbono, pero no son capaces de ambas cosas.

Las arqueas se reproducen asexualmente y se dividen por fisión binaria, fragmentación o gemación; no forman esporas.

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