Ellos prepararon el terreno para que las enseñanzas de Jesús cayera en tierra fértil.

El misterioso origen de la comunidad esenia se remonta a unos 150 años antes del nacimiento de Jesús. Ellos se encargaron de neutralizar, con la Fuerza de sus pensamientos y Poder vibratorio, las bajas vibraciones del entorno en el área donde habría de "nacer" el Mesías.
En el siglo I de nuestra Era, Plinio dice: "Los esenios son gente solitaria y muy superior al resto de la humanidad. Carecen de dinero y las palmeras son su única compañía. Se renuevan de continuo merced a la incesante corriente de refugiados que acuden a ellos en gran número; gente hastiada de persecuciones e injusticias, a quienes las vicisitudes de la suerte impulsaron a adoptar tal género de vida.
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