Los Esenios ha permanecido ocultos por lo difícil de su enseñanza, por la elevada misión que les corresponde cumplir y, seguramente, por no ser mencionados en la Biblia.
Ellos prepararon el terreno para que las enseñanzas de Jesús cayera en tierra fértil.
En la costa occidental del Mar Muerto, en el año 1947, un joven beduino, Mohamed el Lobo, encontró en el interior de una gruta las jarras de greda con rollos de lino recubierto de alquitrán o cera con escritos en pergamino y láminas de cobre de más de 2.000 años de antigüedad preparados por los esenios.
El misterioso origen de la comunidad esenia se remonta a unos 150 años antes del nacimiento de Jesús. Ellos se encargaron de neutralizar, con la Fuerza de sus pensamientos y Poder vibratorio, las bajas vibraciones del entorno en el área donde habría de "nacer" el Mesías.
En el siglo I de nuestra Era, Plinio dice: "Los esenios son gente solitaria y muy superior al resto de la humanidad. Carecen de dinero y las palmeras son su única compañía. Se renuevan de continuo merced a la incesante corriente de refugiados que acuden a ellos en gran número; gente hastiada de persecuciones e injusticias, a quienes las vicisitudes de la suerte impulsaron a adoptar tal género de vida.
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